Los Cinco Minutos de María |
En María Santísima hallamos la ausencia de todo mal y la presencia de todo bien; ella no tuvo ningún pecado y poseyó todas las virtudes, por eso la Iglesia la llama Santa y Santísima.
El cristiano debe apartarse del mal en su vida, debe huir de todo pecado, que es el verdadero mal, porque nos aleja de Dios. Pero no basta no hacer el mal: es preciso practicar el bien y aún es preciso practicar tanto bien cuanto podamos hacer, y hacerlo del mejor modo posible o del modo más perfecto; ese debe ser el ideal del cristiano: no decir nunca basta.
María fomentó en sí de continuo el espíritu de oblatividad del Padre.
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