Santa Ángela de Médici |
En el periodo del renacimiento, marcado por el lujo, la prosperidad económica y el florecimiento artístico, surgieron numerosas voces que reclamaban la reforma de las costumbres. Entre ellas, se levantó también la voz de una mujer que, aparentemente sin formación, ofrecía una contribución positiva, iluminada por la práctica de los consejos evangélicos.
Había nacido en una familia de campesinos y a los quince años, después de la muerte de los padres, se aventuró a largas peregrinaciones, llegando hasta Tierra Santa, aunque sólo pudo admirarla con los ojos de la fe, porque una misteriosa ceguedad la atacó precisamente durante su estancia en Palestina.
En compensación Dios quiso revelarle la alta misión a la que la tenia destinada: ella vio una visión en la que una larga escalera, apoyada en la tierra, desaparecía en el cielo. La escalera estaba llena de una multitud de jóvenes. Comprendió que su vocación era la de la asistencia espiritual y material de las jóvenes. En ese tiempo la escuela era sólo para las familias distinguidas y reservada también a los hombres, que se preparaban para la carrera diplomática o militar. Angela de Mérici tuvo, pues, una tarea vasta y revolucionaria, y para dar continuidad a su iniciativa fundó en Brescia una sociedad de mujeres, bajo la advocación de Santa Úrsula, dedicadas a la formación cristiana de las niñas pobres.
Angela de Mérici murió en Brescia el 27 de enero de 1540 y fue canonizada en 1807. Antes se celebraba su fiesta el 31 de mayo; después, desde 1955, el l0 de junio para dejar el puesto a la festividad de María Reina; y ahora se la recuerda el día de su muerte.
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