Los Cinco Minutos de María |
Por un instante la creación entera se detuvo y dirigió su mirada a los labios de una doncella de Nazaret.
El saludo del ángel de Dios flotaba aún en el aire de aquella primavera inconcebible para la carne, en que el Dios eterno tomaría nuestra carne.
Todas las potencias celestiales miraron a la débil muchacha y esperaron: no satisfecho Dios con enviar a su Hijo único a montar en la tierra, hombre igual a los hombres en todo menos en el pecado, hace depender su plan de todas las edades de los labios de la joven. ¡Y la joven acepta a Dios en su seno!
Nuestra Señora del Sí:
Oh, vuestro Sí de amor, cuánta alegría
dió a todo ser mortal, Virgen María.
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