Los Cinco Minutos de María |
Cuando María Santísima presenció la muerte de su Hijo, no perdió la fe, no olvidó sus palabras y sus promesas; esperó su resurrección, que cambió la derrota en triunfo, las lágrimas en sonrrisas, el dolor en alegría, las tinieblas en luz.
No lo olvide el cristiano: el término final no son los brazos de la cruz, sino la gloria de la resurrección final.
Nada debe alentarse tanto en las pruebas como esta idea de luz.
"Nuestra Señora de América, que vive tu devoción, arraigada en lo más íntimo de su ser" (Juan Pablo II)
No hay comentarios:
Publicar un comentario