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| Los Cinco Minutos de María |
Nada malo, nada menos bueno, nada imperfecto puede agradar ni a Dios ni a la Santísima Virgen; los devotos de María siempre tuvieron como meta agradar en todo y por todo a la celestial Señora y por su intermedio a Dios nuestro Señor.
Esa devoción mariana ha sido siempre un verdadero y poderoso estímulo para la purificación de la propia vida y para el adentro en el camino de la perfección cristiana.
No basta llegar a la santidad; es preciso llegar al grado de santidad que Dios exige de nosotros.
María, una vocación consagrada a la función maternal.
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