Los jóvenes esposos Timoteo y Maura fueron víctimas de las crueles persecuciones de Diocesano, en el Alto Egipto.
Timoteo era lector en la iglesia de Perapeis, cerca de Antinoe y tanto él como su esposa se dedicaban con ardor al estudio de las Sagradas Escrituras.
El gobernador le ordenó que le entregase los libros sagrados para quemarlos públicamente.
Timoteo se opuso firmemente a esta orden y con ánimo de hacerle flaquear en su resolución, fue sometido a severas torturas.
En un último intento llamaron a Maura para disuadirlo, pero ella agregó que estaba dispuesta a morir con su esposo.
Los mártires estuvieron clavados nueve días antes de morir.
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