Eliseo ("Dios es mi salvación")
es una figura dominante del siglo IX antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre,
Safat, originario de Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su familia era
acomodada (1 Re 19, 16-19).
El Carmelo desde siempre
consideró a este discípulo de San Elías, de quien heredó su doble espíritu, como su
segundo padre espiritual.
Dios le elige directa y
especialmente (1 Re 19,16) para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re 19,l9ss), al cual
sucederá después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la
medida establecida por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros herederos [2
Re 2,1-15]. Su condición de "hombre de Dios" se revela principalmente en los
prodigios de todo género con que está entretejida su vida. Los obra por si mismo, para
personas particulares y para comunidades enteras.
Vivió hacia 850-800,
sucesor de san Elias, al que supera ciertamente por el número y lo llamativo de sus
milagros, pero no por su personalidad y su influencia religiosa. Así, Elías es
mencionado en el Nuevo Testamento, significativamente, 30 veces; Eliseo sólo una vez (Lc
4,27).
Su historia, casi
legendaria y a veces plagiada de la de Elías, fue recogida en 1 y 2 Re (1 Re 19, 19-21,2
Re, 13-8, 15,9,1-15,13, 14,-21). Con la unción de Yehú provocó la caída de la
dinastía de Ajab. Gozaba de gran estimación entre los reyes Yosafat (2 Re 3,12) y Yoás
(2 Re 13,14-19). Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros (2 Re 13,20s).
Eliseo aparece en la
Biblia cuando Elías es arrebatado y su carisma pasa a Eliseo (2 Re 1), y concluye con el
milagro que tuvo lugar con el cadáver del profeta ya enterrado (2Re 13,21).
La mayoría de las
narraciones, que semejan hermosas "florecillas", muestran a Eliseo rodeado de
unos grupos que reciben el nombre de "discípulos (o hijos) de los profetas".
¿Los carmelitas sucesores de "los hijos de los Profetas"?
Esta es una cuestión ya superada, pero quizá sea bueno recordar aquí quiénes eran estos "hijos de los Profetas" a los que muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a finales del siglo XII.
San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos, a quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21...
Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a esas confraternidades de profetas como los últimos portadores de una fe en Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial para el sello característico que tendrá en adelante. En último término, éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más tardíos.
Los sorprendentes descubrimientos en las grutas situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida comunitaria dirigida autoritativamente (todo ello gracias al documento llamado "Reglas de la secta"), muestran bajo nueva luz los relatos referentes a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo.
Hasta la última reforma litúrgica, obra del Vaticano II, celebrábamos su fiesta el 14 de junio. Ahora la celebramos, juntamente con la de N.P.S. Elías, el 20 de julio.
Esta es una cuestión ya superada, pero quizá sea bueno recordar aquí quiénes eran estos "hijos de los Profetas" a los que muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a finales del siglo XII.
San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos, a quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21...
Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a esas confraternidades de profetas como los últimos portadores de una fe en Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial para el sello característico que tendrá en adelante. En último término, éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más tardíos.
Los sorprendentes descubrimientos en las grutas situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida comunitaria dirigida autoritativamente (todo ello gracias al documento llamado "Reglas de la secta"), muestran bajo nueva luz los relatos referentes a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo.
Hasta la última reforma litúrgica, obra del Vaticano II, celebrábamos su fiesta el 14 de junio. Ahora la celebramos, juntamente con la de N.P.S. Elías, el 20 de julio.
Su mensaje
- que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada.
- que procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.
- que seamos fieles a nuestro Maestro.
- que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.
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