CARTA
ENCÍCLICA
LUMEN FIDEI
DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO
A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS SOBRE LA FE
LUMEN FIDEI
DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO
A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS SOBRE LA FE
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Fe,
oración y decálogo
46.
Otros dos elementos son
esenciales en la transmisión
fiel de la memoria de la
Iglesia. En primer lugar, la
oración del Señor, el
Padrenuestro. En ella, el
cristiano aprende a
compartir la misma
experiencia espiritual de
Cristo y comienza a ver con
los ojos de Cristo. A partir
de aquel que es luz de luz,
del Hijo Unigénito del
Padre, también nosotros
conocemos a Dios y podemos
encender en los demás el
deseo de acercarse a él.
Además, es también
importante la conexión entre
la fe y el decálogo. La fe,
como hemos dicho, se
presenta como un camino, una
vía a recorrer, que se abre
en el encuentro con el Dios
vivo. Por eso, a la luz de
la fe, de la confianza total
en el Dios Salvador, el
decálogo adquiere su verdad
más profunda, contenida en
las palabras que introducen
los diez mandamientos: « Yo
soy el Señor, tu Dios, que
te saqué de la tierra de
Egipto » (Ex 20,2). El
decálogo no es un conjunto
de preceptos negativos, sino
indicaciones concretas para
salir del desierto del « yo
» autorreferencial, cerrado
en sí mismo, y entrar en
diálogo con Dios, dejándose
abrazar por su misericordia
para ser portador de su
misericordia. Así, la fe
confiesa el amor de Dios,
origen y fundamento de todo,
se deja llevar por este amor
para caminar hacia la
plenitud de la comunión con
Dios. El decálogo es el
camino de la gratitud, de la
respuesta de amor, que es
posible porque, en la fe,
nos hemos abierto a la
experiencia del amor
transformante de Dios por
nosotros. Y este camino
recibe una nueva luz en la
enseñanza de Jesús, en el
Discurso de la Montaña (cf.
Mt 5-7).
He tocado así los
cuatro elementos que
contienen el tesoro de
memoria que la Iglesia
transmite: la confesión de
fe, la celebración de los
sacramentos, el camino del
decálogo, la oración. La
catequesis de la Iglesia se
ha organizado en torno a
ellos, incluido el
Catecismo de la Iglesia Católica,
instrumento fundamental para
aquel acto unitario con el
que la Iglesia comunica el
contenido completo de la fe,
« todo lo que ella es, todo
lo que cree »[39].
[39] Conc. Ecum. Vat. II,
Const. dogm.
Dei Verbum,
sobre la divina revelación,
8.
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