COMIDA CON LOS PATRIARCAS Y LOS
OBISPOS DE LÍBANO,
CON LOS MIEMBROS DEL CONSEJO ESPECIAL PARA ORIENTE MEDIO
DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS Y CON EL SÉQUITO PAPAL
CON LOS MIEMBROS DEL CONSEJO ESPECIAL PARA ORIENTE MEDIO
DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS Y CON EL SÉQUITO PAPAL
RESPUESTA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LAS PALABRAS DE ACOGIDA
A LAS PALABRAS DE ACOGIDA
Refectorio del Patriarcado Armenio católico de Bzommar
Sábado 15 de septiembre de 2012
Sábado 15 de septiembre de 2012
Beatitud, venerables patriarcas,
queridos hermanos en el episcopado y el sacerdocio,
queridos miembros del Consejo especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio, y del Sínodo armenio católico,
queridos seminaristas, hermanos y hermanas en Cristo.
Agradezco profundamente al Patriarca Nersès Bédros su invitación y las palabras que me ha dirigido, así como al Superior de esta casa. Saludo cordialmente a todos los invitados.
queridos hermanos en el episcopado y el sacerdocio,
queridos miembros del Consejo especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio, y del Sínodo armenio católico,
queridos seminaristas, hermanos y hermanas en Cristo.
Agradezco profundamente al Patriarca Nersès Bédros su invitación y las palabras que me ha dirigido, así como al Superior de esta casa. Saludo cordialmente a todos los invitados.
La Divina Providencia ha permitido nuestro encuentro en este convento de Bzommar,
tan emblemático para la Iglesia católica armenia. El monje Hagop,
apodado Méghabard –el pecador–, es para nosotros un ejemplo de
oración, de desprendimiento de los bienes materiales y de fidelidad a Cristo
Redentor. Hace 500 años, promovió la impresión del Libro del Viernes
estableciendo así un puente entre el oriente y el occidente cristianos. En su
escuela, podemos aprender el sentido de la misión, la fuerza de la verdad y el
valor de la fraternidad en la unidad. Mientras que nos disponemos a retomar
fuerzas con este almuerzo, preparado con tanto amor y ofrecido generosamente, el
monje Hagop nos recuerda también que la sed espiritual y la búsqueda del más
allá deben siempre habitar en nuestros corazones, ya que, «está escrito: ‘No
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Dios’»
(Mt 4,4).
Queridos amigos, por intercesión de los Apóstoles Bartolomé y Tadeo, y de san
Gregorio el Iluminador, pidamos al Señor que bendiga la comunidad armenia,
duramente probada a través de los tiempos, y que envíe a su mies numerosos
obreros y santos que, por Cristo, sean capaces de cambiar la faz de nuestra
sociedad, de curar los corazones desgarrados y de volver a dar ánimo, fuerza y
esperanza a los abatidos. Gracias.
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