Los Santos Macabeos
Siglo II a. C.
Siglo II a. C.
En
la S. Biblia hay dos libros llamados de Los Macabeos (palabra que
significa: "fuerte contra el adversario"). Allí se narran las
historias heroicas de quienes prefirieron perder todos sus bienes y
hasta morir, con tal de defender la santa religión del verdadero Dios.
En el libro 2o de los Macabeos, capítulo 7º, se
narra la historia de los siete hermanos mártires, los cuales fueron
cruelmente atormentados para hacerles renegar de la fe, pero prefirieron
toda clase de tormentos con tal de permanecer fieles a los mandatos de
Dios hasta la muerte. La siguiente es su historia, según la cuenta la
S. Biblia:
Sucedió que siete hermanos israelitas fueron
apresados, junto con su madre, y eran forzados por el rey a que
renegaran de la santa religión verdadera. Fueron flagelados con azotes
y fuetes de cuero, para que hicieran lo que la santa religión prohibe.
Uno de ellos decía al impío rey Antíoco que
pretendía alejarlos de la religión de sus padres: -"¿Qué
pretendes de nosotros? Estamos dispuestos a morir, antes que desobedecer
las leyes que Dios les dio a nuestros antepasados".
El rey lleno de rabia, mandó prender fuego debajo
de sartenes y calderas, e hizo echar allí la lengua del que había
hablado en nombre de los demás. Hizo que le arrancaran toda la piel de
la cabeza, y que le cortaran las manos y los pies, en presencia de sus
hermanos y de su madre. Cuando quedó completamente inutilizado, viendo
que todavía respiraba, mandó el rey que lo echaran a un sartén que
estaba sobre el fuego y allí lo tostaran. Aparte, mientras el humo de
la sartén se difundía lejos, los demás hermanos, junto con su madre,
se animaban mutuamente a morir con generosidad y decían:
"El Señor Dios cuida de todos nosotros y
está presenciando lo que sucede. Siempre se cumplirá lo que prometió
Moisés: Dios se compadece de sus amigos".
Cuando el primero pasó a la eternidad, llamaron
al segundo, y después de arrancarle la piel de la cabeza y todos sus
cabellos, le preguntaron: "¿Está dispuesto a hacer lo que le
prohibe su religión? ¿O quiere ser torturado en su cuerpo, parte por
parte?".
Él respondió: "¡De ninguna manera y por
ninguna causa haré jamás lo que prohibe mi santa religión!".
Y entonces lo torturaron del mismo modo que
habían hecho con el primero. Antes de que le arrancaran la lengua dijo
al rey: "Tú, injusto y criminal, nos privas de la vida presente.
Pero el Rey de los cielos nos resucitará para la vida eterna a los que
morimos por cumplir sus santas leyes".
Luego llamaron al tercero. Este presentó la
lengua para que la arrancaran y las manos para que se las cortaran, pero
antes dijo: "Por bondad del Dios del cielo poseo esta lengua y
estas manos. Pero por cumplir sus santas leyes renuncio a todo esto que
es tan precioso y útil. Yo espero que en la eternidad me devolverá el
Señor lo que he sacrificado por su amor". El rey y sus
acompañantes estaban admirados y sorprendidos del valor de aquel
muchacho que no tenía miedo a tan terribles dolores con tal de cumplir
lo que le mandaba su santa religión. Lo maltrataron y asesinaron como a
los otros dos.
Hicieron pasar en seguida al cuarto hermano y lo
maltrataron con feroces suplicios. Cuando ya estaba agonizante y cerca
de su fin, exclamó: "Es preferible morir a manos de los hombres
con tal de conseguir ser resucitado para la vida eterna. En cambio para
los enemigos de Dios y de su religión no hay esperanza para la
eternidad".
En seguida llevaron al quinto hermano y se
pusieron a atormentarlo. Él, mirando al rey le dijo: "¿Se imagina
que porque tiene un alto puesto de gobierno puede hacer todo lo que se
le antoja? Pero no crea que Dios ha abandonado a quienes pertenecemos a
la verdadera religión. Ya verá que pasado un poco de tiempo, nuestra
santa religión triunfará, mientras a ustedes les sucederán cosas muy
desagradables".
Después de este, trajeron al sexto hermano el
cual, cuando estaba a punto de morir a causa de tan terribles tormentos,
exclamó: "No se hagan ilusiones los que combaten contra la
religión del verdadero Dios, pensando que nada malo les va a suceder
por todo esto. A nosotros nos sirven estos sufrimientos para poder pagar
nuestros pecados, pero a los que luchan contra Dios, les esperan males
espantosos".
Sigue diciendo la S. Biblia, en el Capítulo 7º
del 2º libro de los Macabeos: "Admirable en todo aspecto y digna
de todo glorioso recuerdo, fue aquella madre que al ver morir a todos
sus hijos en el espacio de un solo día, padecía todo esto con
valentía, porque tenía la esperanza puesta en los premios que Nuestro
Señor tiene reservados para sus fieles amigos. Animaba a cada uno de
ellos hablándoles en su lenguaje patrio, llena de generosos
sentimientos y estimulándonos a sufrir con gran valor les decía:
- Yo no sé cómo mi Dios me concedió el honor de
ser madre de cada uno de ustedes. Qué honrada me siento al ver que
ahora entregan su espíritu al Creador por defender sus santas leyes.
Él en cambio les concederá la gloria eterna".
El rey Antíoco se propuso ganarse al más
pequeño de los hermanos y le ofreció regalos y hacerlo rico y
concederle altos empleos con tal de que abandonara la religión del Dios
de Israel. Viendo que el muchacho no le hacía caso, el rey llamó a la
mamá y le pidió que tratara de convencer al joven para que salvara su
vida renegando de su religión.
Entonces aquella valerosa mujer se acercó a su
hijo y le dijo: "Hijo: ten compasión de mí, por amor a tu madre
no vayas a renegar jamás de la santa religión de nuestros antepasados.
Recuerda que estás obedeciendo al Dios que creó los cielos y la
tierra. No le tengas miedo a este verdugo que te quiere quitar la vida
del cuerpo, porque si perseveras fiel, nos encontraremos todos juntos
con tus hermanos en la vida eterna del cielo".
Tan pronto como la mamá terminó de hablar, el
joven gritó: "¿Qué más esperan? Jamás obedeceré al mandato
del rey que pretende hacerme renegar de mi religión y que yo
desobedezca a las leyes que Dios nos dio por medio de Moisés. Y Usted
rey, que es el causante de todos estos males que suceden en nuestro
pueblo de Israel, ¡esté seguro de que no se va a librar de los
castigos del Dios! Nosotros sufrimos para pagar nuestros pecados y los
pecados de nuestro pueblo, pero con esto estamos calmando la ira de
Dios. Pero a usted rey criminal y malvado, lo espera el terrible juicio
de Dios y de Él no logrará librarse. Y Dios todo lo ve y todo lo
sanciona. Mis hermanos después de haber sufrido estos tormentos han ido
a la vida eterna. Pero a los enemigos de la religión les espera el
castigo merecido por sus pecados. Yo, como hicieron mis hermanos,
ofrezco mi vida por mi patria y por mi religión, para que tenga
misericordia de nuestro pueblo y retire de nosotros los castigos que
merecemos".
Al oír tales declaraciones el rey se llenó de
furor y mandó que al séptimo y más joven de los hermanos lo
atormentaran con mayor crueldad que a los demás. Y después de matarlo
a él, hizo asesinar también a la santa heroica madre.
Feliz familia que en un solo día conquistó el
reino de los cielos proclamando con valor que es preferible morir antes
que renegar de la verdadera religión, la que nos enseñaron nuestros
antepasados.
Cada día haz algo que tenga el sabor de amor y de
servicio a quien no te lo pida.
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