Ana Schäffer, misionera desde la cama
La
historia de la alemana Ana Schäffer es de las que impresionan. La
nueva santa es paisana del papa Benedicto XVI. Nació en un pequeño
pueblo de Baviera llamado Mildestetten en febrero de 1882, en el seno
de una familia numerosa y muy humilde.
A los cuatro años se quedó
huérfana de padre, y aunque en la escuela era una de las mejores
alumnas, a los 13 empezó a trabajar como empleada doméstica.
Silenciosa, humilde y piadosa, su verdadera vocación, no obstante, era
la de ser religiosa.
De hecho, albergaba la esperanza de que parte del
dinero que ganaba le permitiera comprar el ajuar para poder profesar.
Su sueño, sin embargo, se vio truncado de golpe el 4 de febrero de
1901. Se hallaba trabajando en la casa en la que servía, cuando el
cañón de la estufa, situado encima de una olla donde hervían la ropa,
se soltó de la pared.
Ella intentó volver a colocarlo en su sitio, con
tan mala fortuna que resbaló y cayó en el agua hirviendo. Se le
quemaron las dos piernas hasta la altura de las rodillas. Pronto se vio
que las heridas, además de dolorosas, eran muy graves. De hecho, los
médicos de varios hospitales no fueron capaces de curarla y, con apenas
19 años, la muchacha quedó inválida y postrada en una cama.
Aunque
inicialmente se rebeló contra ese destino, pronto se dio cuenta de que
incluso en el lecho podía ser de utilidad en la evangelización. Al fin
y al cabo, aún podía escribir, y coser, y sobre todo, rezar, rezar por
todos aquellos que se lo pidieran. Pronto empezó a recibir cartas de
gente necesitada de amor y de consuelo.
Le llegaban, no solo de su
país, sino también de Austria, de Suiza, de América... Así vivió el
resto de su vida, en medio de atroces sufrimientos, hasta su muerte el 5
de octubre de 1925. Pasó, en total, 24 años encerrada en una
habitación, a la que bautizó como “el taller del dolor”, y con las “tres
llaves” que Dios le había concedido para “abrir las puertas del
Cielo”: “mis sufrimientos, la aguja y la pluma”. Ana Schaeffer, la hija
del carpintero de Mildestetten, fue misionera desde la cama. Juan
Pablo II la beatificó el 7 de marzo de 1999.
El 21 de octubre de 2012 fue canonizada por Benedicto XVI
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