Juan Pablo II en el monte Nebo |
Su veneno forma parte
de algunas preparaciones farmacéuticas. La célebre farmacia de San Salvador en
Jerusalén guarda un vaso con la inscripción THERIACA, destinado a recoger el
veneno de una víbora de Palestina.
No todas las serpientes
son venenosas. En las Filipinas sólo seis de las 135 especies de serpientes
conocidas inoculan veneno.
Animal
sagrado en Oriente
En Oriente se aprecia a
la serpiente por creerla en contacto con lo divino y está asociada a las
nociones de vida y sabiduría. Es el animal más astuto, capaz de vivir entre las
rocas, de trepar por los muros y de estar en contacto con las fuerzas
misteriosas de la tierra. Cuando en primavera se escama parece que adquiere
vida nueva. En la leyenda oriental de Gilgamesh, héroe asirio en búsqueda de la
inmortalidad, es la serpiente la que roba el árbol de la vida y rejuvenece.
La
serpiente en el Oriente Medio
El faraón de Egipto
lleva sobre su tiara el uraeus, pequeña
serpiente que era símbolo de la realeza. Esculapio, el dios de la medicina, se
le ve representado por una serpiente cuyo veneno servía de medicina. Mercurio,
el mensajero de los dioses, está figurado por un caduceo o vara, rodeado de
dos serpientes, simbolos de la paz. El culto a la serpiente estaba extendido
por todo el Oriente Medio.
La
serpiente en la Biblia
El culto a la serpiente
está atestiguado en el libro de los Números cuando el autor sagrado habla de la
serpiente de bronce que los israelitas erigieron en el desierto:
“Los
israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el
territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó
a hablar contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto
para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos
hartos de esta comida miserable!”. Entonces el Señor envió contra el pueblo
unas serpientes abrazadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos
israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando contra
el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros
esas serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: “Fabrica
una serpiente abrazadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido
mordido, al mirarla, quedará curado”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la
puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba
hacia la serpiente de bronce y quedaba curado. (Números 21, 4-9).
Es más el culto a la
serpiente de bronce fue introducido en el Templo de Jerusalén, a la que se
ofrecían sacrificios, y esto hasta la reforma de Ezequías quien “Hizo
desaparecer los lugares altos, rompió las piedras conmemorativas, taló el poste
sagrado e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque
hasta esos días los israelitas le quemaban incienso; se la llamaba Nejustán.”
(2 Reyes 18,4).
En el relato biblico de
la tentación de Adán y Eva aparece la serpiente que les promete la vida: “La
Serpiente dijo a la mujer: “No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando
ustedes comande ese árbol, se les abriran los ojos y serán como dioses,
conocedores del bien y del mal”. (Génesis 3, 4-5).
Se dice que la
serpiente es astuta, arum en hebreo. Arum es el término usado también en el
libro de los Proverbios para describir al sabio (Pr. 12,16; 13, 16).
El
episodio de la serpiente de bronce elevada por Moisés en el desierto está
profundizado en el libro de la Sabiduría:
Incluso
cuando se desencadenó sobre tu pueblo el furor terrible de animales furiosos, y
ellos perecian por la mordedura de serpientes huidizas, tu ira no duró hasta el
extremo.
A
manera de advertencia, fueron atribulados por poco tiempo teniendo ya una
prenda de salvación para que recordaran el mandamiento de tu ley; en efecto,
aquel se volvia hacia ella era salvado, no por lo que contemplaba, sino por ti,
el Salvador de todos.
Así
demostraste a nuestros enemigos que eres tú el que libra de todo mal; ellos
murieron por la picadura de langostas y moscas, y no se podía encontrar un
remedio para sus vidas, porque merecían ser castigados por esos animales.
Pero
contra tus hijos, ni siquiera pudieron los dientes de las serpientes venenosas,
porque tu misericordia vino a su encuentro y los sanó
Para
que se acordaran de tus palabras, eran aguijoneados y se curaban rapidamente,
no sea que cayeran en profundo olvido y así quedaran excluidos de tu acción
bienhechora.” (Sabiduría 16, 5-11).
La serpiente de bronce
es llamada “signo de salvación”. Sin
embargo la literatura sinagogal precisa que no era la serpiente la que curaba,
sino la fe de los que elevabana los ojos hacia el Padre celeste. En el
Evangelio de San Juan la serpiente aparece en paralelo con la elevación de
Jesús en la Cruz: “De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente
en el desierto también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en
alto, para que todos los que creen el Él tengan vida eterna”. (San Juan 3, 14-15).
Una representación
monumental de la serpiente de bronce se halla en el monte Nebo, en Jordania, lo
que permite al peregrino de evocar este pasaje bíblico.
Símbolo
ambivalente
La sarpiente es un
símbolo ambivalente, pues puede estar considerada como animal salvador y como
reptil maldito. Es símbolo de la astucia y al mismo tiempo de la salud. La
serpiente se puede transformar en adversaria del hombre. Entre la serpiente y
la mujer hay relaciones de enemistad después del pecado de Adán y Eva: “Y en
señor dijo a la serpiente:… …Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre su
linaje y el tuyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón” (Génesis
3, 15).
El autor del libro de
la Sabiduría identifica la serpiente con el demonio, así como lo hace el Apocalipsis
de Juan: “Y así fue precipitado el enorme Dragón, la antigua Serpiente, llamada
Diablo o Satanás, y el seductor del mundo entero fue arrojado sobre la tierra
con todos sus ángeles”. (Apocalipsis 12, 9)
En fin, la valencia
negativa de la serpiente se impuso en Occidente, olvidándose el significado
positivo de este reptil.
P. Fréderic
Manns
Estudio bíblico
de la Flagelación (Tierra Santa)
Fuente: Revista Tierra
Santa (Franciscanos) Nº 754 página 4 y 5 año 2002
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