"Nosotros no poseemos la verdad, es la Verdad quien nos posee a nosotros. Cristo, que es la Verdad, nos toma de la mano". Benedicto XVI
"Dejá que Jesús escriba tu historia. Dejate sorprender por Jesús." Francisco

"¡No tengan miedo!" Juan Pablo II
Ven Espiritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu para darnos nueva vida. Y renovarás el Universo. Dios, que iluminaste los corazones de tus fieles con las luces del Espíritu Santo, danos el valor de confesarte ante el mundo para que se cumpla tu plan divino. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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jueves, 4 de octubre de 2012

Los Símbolos de la Biblia: El símbolo del Pez



Después de la Resurrección Jesús preparó un refrigerio a sus discípulos a orillas del lago de Tiberíades. Sobre el fuego de unas brasas preparó unos peces.

Con anterioridad a este hecho Jesús había multiplicado los panes y había distribuido peces a un gentío hambriento. 

Mosaico pavimental de la iglesia de la multiplicación de los panes en Tabga

El evangelista Juan emplea la palabra griega opsarion para designar a estos peces, mientras que para designar a los 153 grandes peces –número que simboliza a las naciones y pueblos conocidos en ese momento- de la pesca milagrosa recurre a la palabra ikhthis, pez. Será este seguro término el empleado por la tradición cristiana para nombrar a Cristo.

Asimismo, la lengua hebrea tiene dos nombres para designar al pez: nun y dag. Muy pronto el pez se convierte en símbolo de Cristo. Así la basílica de la Natividad de Belén tiene un mosaico del período constantiniano, siglo IV, con la inscripción griega ikhthis.

Igualmente conocemos muchas lámparas de aceite de la época bizantina decorada con el símbolo del pez que representa a Cristo.

Cuando hablamos del símbolo del pez el primer término que nos viene a la mente es el del escritor cristiano Tertuliano que explica con estas palabras el símbolo: “Nosotros, pececitos, al igual que nuestro Pez, Jesucristo, nacemos en el agua (bautismal) y no nos salvamos si no permanecemos en el agua” (De baptismo, I).

El famoso acróstico de los Oráculos sibilinos (8,217-250) en el que las letras de la palabra griega ikhthis forman las iníciales de la frase “Jesu-Cristo Hijo de Dios, Salvador” suponen la identificación de Cristo con el pez, pero sin explicarlo.

P. Frédéric Manns
Estudio Bíblico de la Flagelación


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