La suegra curada por Jesús
es la primera diaconisa del Nuevo Testamento
Dejando Nazaret Jesús fue a
hablar a Cafarnaúm, en hebreo Kefar Nahum o Pueblo de Nahum, situado en la
orilla noroeste del lago de Tiberíades, en territorio de Zabulón y de Neftalí, donde
el profeta Isaías veía brillar “una luz grande” (Mateo 4,13-16).
A partir de ese día el
pueblo de pescadores se convirtió en “su” ciudad, la ciudad de Jesús (Mateos
9,1). Es aquí donde Jesús llama a los primeros apóstoles: a Pedro y a su
hermano Andrés, a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y esto en discrepancia con
el uso de entonces que era dejar a los discípulos la elección de su maestro.
Jesús a quien quiere. Los cuatro nuevos discípulos estaban pescando o reparando
las redes cuando Jesús los llama (Mateo 4,18-22). El escritor francés, Françoís
Mauriac, dice que “Cafarnaúm es la epifanía (manifestación) de Cristo en lo cotidiano”.
Ruinas de Cafarnaún y la Iglesia construida sobre la casa de Pedro |
Jesús
cura a un paralítico en casa de Pedro
En el relato de la curación
del paralítico (Marcos 1,12) en casa de Pedro, el evangelista añade un inciso:
Jesús vivía en casa de su discípulo, es decir la casa y la barca de Pedro eran
la casa y la barca de Jesús. Al tener en cuenta que la casa de Pedro tenía como
techumbre estacas y cañas entrelazadas, unidas con arcilla, por lo que era
fácil a los que transportaban al paralítico en una camilla, hacer un boquete en
el techo para descolgar la camilla en la que yacía el paralítico y así
presentarlo a Jesús.
Jesús
paga el impuesto del Templo
Mateo narra en Cafarnaúm el
episodio del tributo que todo israelita pagaba al Templo de Jerusalén a partir
de los 20 años de edad. Los que cobraban el impuesto se dirigieron directamente
a Pedro porque sabían que Jesús era huésped de Pedro. La moneda de plata que el
apóstol saco del pez para pagar el impuesto suyo y el de Jesús (Mateo 17,24-27)
valía un siclo y bastaba para los dos. Algunos exégetas creen, basándose en
este relato, que Jesús estaba inscrito en el registro civil de Cafarnaúm.
La
casa de Pedro transformada en lugar de culto
Los padres franciscanos
Virgilio Corbo y Stanislao Loffreda han sacado a la luz gran parte de
Cafarnaúm: casas privadas construidas en el siglo II a.C. y en uso hasta el
siglo IV d.C. La casa de Pedro no se diferencia de las otras. Estaba formada
por pequeñas habitaciones cubiertas con techumbre, situadas en torno a un gran
patio a cielo abierto. Al igual que las otras casas de la ciudad, también la de
Pedro tenía idéntica técnica mural, idéntico pavimento, presencia de fogón en
el patio y escaleras exteriores para ecceder al techo. A causa de la exigua
distancia al lago, las casas no comportaban ni cisternas ni servicios
higiénicos. La casa de Pedro fue venerada por los cristianos a partir de la
primera mitad del siglo I y estaba destinada por la primera comunidad a lugar
de reuniones. Así lo manifiestan los numerosos grafitos de los primeros siglos,
trazados en lenguas griega, aramea, siríaca y latina, invocando el nombre de Jesús,
el Kyrios. Hay también grafitos que
reproducen fórmulas e invocaciones litúrgicas.
La
casa de Pedro visitada por los peregrinos
Desde el punto de vista
arqueológico la domus-ecclesia de
Pedro del siglo IV constituye un descubrimiento único. Tiene estructura
tripartita, con un atrio al este y el punto focal al oeste. Además, el edificio
está separado del resto por un muro que rodea el terreno. Estos elementos nos
evocan la planta general del Templo de Jerusalén. Estas afinidades no son
accidentales, cuando se sabe que Cafarnaúm era en los cuatro primeros siglos de
nuestra era, un centro de cristianos de origen judío. La virgen Egeria que
visitó Tierra Santa en el siglo IV escribe en su diario: “En Cafarnaúm la casa
del príncipe de los Apóstoles ha sido convertida en iglesia. Sus paredes están
hoy como entonces fueron”. Hacia la segunda mitad del siglo V los bizantinos
construyeron una iglesia de planta octogonal e implantaron el octógono central
sobre la casa venerada. El anónimo peregrino de Piacenza, que visitó el lugar
entre los años 560-570 d.C., recuerda esta última transformación de la casa,
cuando escribe: “Después llegamos a Cafarnaúm, a la casa de Pedro que ahora es
una basílica”.
Cómo pasó Jesús un sábado en
Cafarnaúm
Los arqueólogos franciscanos
han hallado un descampado entre la casa y el “cardo máximus” que franquea
la casa al este, hacia el lago. Lo que confirma la frase de Marcos: “Después de
algunos días entró (Jesús) en Cafarnaúm y se corrió la voz de que estaba en
casa (de Pedro). Acudieron tantos que no cabían delante de la puerta” (2,1-2).
El evangelista Marcos nos
refiere con vivacidad cómo Jesús pasó un sábado en Cafarnaúm. Primero, va a la sinagoga en donde sana a un hombre con
espíritu inmundo; segundo, va a casa d Pedro en donde cura a su suegra;
tercero, a la puerta del sol, es decir, a la finalización del descanso sabático
“le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba
a la puerta”.
Muy de madrugada, antes del
amanecer, “se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y allí se puso a orar”
Marcos 1,21-37).
Jesús cura a la suegra de
Pedro
Jesús curó en la casa de
Pedro a la suegra del Apóstol “que
estaba en cama con fiebre”. “El se acercó, la cogió de la mano y la levantó. La
fiebre le desapareció y se puso a servirles” (Marcos 1.29-31). La fiebre era
interpretada por los rabinos como un fuego que bebe y no come, que quema los
huesos (levítico 26,16). Se le atribuía un origen diabólico, de ahí la fórmula
de Lucas: “Increpó a la fiebre y la calentura desapareció” (Lucas 4.39).
La suegra curada, se puso a
servirles con todo el calor de la hospitalidad oriental. Todavía hoy las
mujeres hebreas preparan el viernes por
la mañana, o sea, antes de iniciarse el descanso sabático, la cena del viernes
y la comida del sábado, ya que en sábado no está permitido encender fuego. La
suegra “les servía”, dice el texto original. El tiempo imperfecto del verbo
indica que les servía no solo al principio sino durante toda la comida.
El servicio es un término
cargado de significado en el Nuevo Testamento. Con la palabra servir, la
Iglesia primitiva interpretaba el amor fraterno: “No amemos de palabra ni con
la boca, sino con hechos y de verdad” (1 Juan 3,18). El servicio es la
característica de Jesús, dejada en herencia a sus discípulos, El P. Fréderic
Manns, director del Estudio Bíblico de la Flagelación, no duda en definir a la
suegra de Pedro como la primera diaconisa del Nuevo Testamento por haber
servido al Señor.
Pía Compagnoni
No hay comentarios:
Publicar un comentario